martes, 2 de abril de 2019

Cuento al estilo del Conde Lucanor 18/19 por Miguel Garrido 3º B

El avaricioso

Otro día hablaba el conde Lucanor con Patronio de esta manera: 

- Patronio, me han prometido que si voy a cierto lugar, me recompensan con mucho dinero. Sin embargo, creo que no es un sitio fiable ni seguro, así que os ruego que me deis un consejo para ver lo que me conviene más. 

- Señor conde,- dijo Patronio- para que hagáis lo que me parece más conveniente, querría contaros lo que le pasó a un muchacho campesino que andaba tranquilamente pro el campo y que era avaricioso.

El conde, intrigado, le dijo que procediera a contarlo y Patronio respondió:
- Señor conde, hubo una vez una villa donde vivía un muchacho avaricioso. Un día, caminando por el campo, vio un pozo lleno de oro y pensó cuál sería la mejor opción. La primera era avisar a los demás campesinos y repartir el oro entre todos. La segunda era hacerlo sin ayuda de nadie y así se llevaría él toda la recompensa. Y como era tan avaricioso, se decidió por la segunda opción. Consiguió bajar al pozo y cuando hubo recogido todo el oro, se dio cuenta de que no podía subir. 
Gritó mucho pero nadie le escuchaba y estuvo allí unos días hasta que le encontraron. 

En cuanto a vos, señor conde Lucanor- concluyó Patronio, ya sé que el dinero te beneficiaría mucho, pero por tu bien, yo te aconsejaría que te quedaras aquí. 

Al conde le pareció bueno el consejo y le fue bien. 
Y como Don Juan Manuel entendió que este ejemplo era muy bueno, ordenó que lo copiaran en este libro e hizo estos versos: 
                                             No seas avaricioso por querer tener todo
                                             es mejor pedir ayuda y repartir la recompensa 

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