martes, 2 de abril de 2019

Cuento al estilo del Conde Lucanor 18/19 por Eva Abad 3º B

Érase una vez, en un antiguo reino de Oriente, había un mercado de especias muy concurrido, en el que se encontraba un sabio anciano vendiendo misteriosas alfombras y tapices. 

Un día se encontró con un chico joven que fue a comprarle una alfombra que tuviera unos bonitos colores bordados. El chico le dijo al anciano lo que buscaba y este le sorprendió contándole esta historia: 

Hace unos años, en este mismo mercado, había un puesto en el que había tres cajas de diferentes tamaños, de las que tenías que escoger una que te costaba cinco monedas. El único inconveniente era que no podías ver el interior hasta que pagaras y no te devolvían el dinero, sólo podías ver el exterior. Una mañana llegó una mujer a la tienda y decidió participar. El  encargado del puesto puso las cajas en su sitio y dijo: "Una caja escogerás y por su apariencia acertarás". La mujer vio que una de las tres cajas resaltaba sobre las otras, ya que era dorada, con piedras preciosas incrustadas y decidió llevarse esa. Cuando abrió la caja para ver qué había comprado, se llevó una gran decepción al ver que en su interior sólo había unos simples trozos de carbón.

Después de contarle la historia al joven, el anciano dijo: "Nada es lo que parece y no te dejes llevar por las apariencias. Yo te puedo vender la alfombra más bonita que tenga, pero puede ser de una pésima calidad y tú, ni saberlo". 

El chico le dio la razón y las gracias, y le dijo que prefería llevarse una alfombra de buena calidad y a la vez bonita. 

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