domingo, 21 de febrero de 2021

Mujeres inventoras

Los alumnos de 2º han investigado sobre mujeres inventoras e investigadoras: 
 













jueves, 25 de junio de 2020

Anuncios publicitarios para fomentar el uso de mascarilla

2º D ha realizado campañas publicitarias para el fomento de la mascarilla. Estos son algunos ejemplos:


martes, 10 de marzo de 2020

Microrrelato ganador del Concurso para celebrar el Día de la Paz del Ies. Miraya del Mar

Presentamos el relato ganador del Día de la Paz, por Agustina Ruggeri García de 2º D.

El relato empezaba para todos los concursantes con estas palabras:

"Aquel día, amanecía diferente..."

Algo en mis adentros predecía que un cambio estaba por venir. Tal vez le prepararía el desayuno a mis padres, para que así supiesen lo mucho que les quiero. Tal vez determinados alumnos dejarían al profesor dar clase, para hacerle sentir que está haciendo un gran trabajo. Tal vez el compañero que me cae mal fuese amable conmigo, yo reaccionaría igual, ¿quién sabe si tiene un gran corazón? Pequeños actos que nos hacen sentir increíbles, ¿verdad?




Nota de la bloguera: Tan sencillo como brillante.

martes, 2 de abril de 2019

Cuentos al estilo del Conde Lucanor 18/19 3º B por Mara Gregor

Preocuparse es sufrir dos veces

Un día, como otros muchos, el conde Lucanor le habló a Patronio:
-Patronio, ando muy preocupado pues mi vecino está en el lecho de muerte y estoy sufriendo inmensamente por él. ¿Tienes algún consejo para aliviar mi dolor?

- Señor conde Lucanor- respondió Patronio- para hacerle ver lo que a mí me parece más sensato, me gustaría que supiese lo que le ocurrió a cierta profesora que daba clases a los niños de un pueblo lejano. 
El conde quiso escuchar aquella historia y Patronio procedió a relatarla: 
- La profesora veía todos los días por la ventana del aula cómo uno de sus alumnos, para volver a casa debía cruzar un puente muy viejo y casi derruido. La mujer tenía un miedo terrible a que el niño se cayese al romperse el puente. Tal era su angustia que por las noches rezaba por el muchacho y pedía que el viaducto aguantase para siempre. Pero un día la pasarela se derrumbó y el chiquillo se rompió una pierna por la caída, lo que hizo que la pobre profesora se lamentase aún más de la desgracia. 
Con esta historia quiero avisarle, señor conde, de que preocuparse por algo es sufrir dos veces, y más aún si ese algo no se puede cambiar, como es la muerte de su vecino. No tengáis pena ahora, pues más la tendréis cuando ese pobre hombre suba al cielo. 
Y el conde apreció este consejo y decidió seguirlo. 
Y a don Juan Manuel le agradó mucho el cuento y se esforzó en componer estos versos: 
                                     El que por un tema demasiado se preocupa
                                     el doble que el resto seguramente sufra

Cuento al estilo del Conde Lucanor 18/19 por Miguel Garrido 3º B

El avaricioso

Otro día hablaba el conde Lucanor con Patronio de esta manera: 

- Patronio, me han prometido que si voy a cierto lugar, me recompensan con mucho dinero. Sin embargo, creo que no es un sitio fiable ni seguro, así que os ruego que me deis un consejo para ver lo que me conviene más. 

- Señor conde,- dijo Patronio- para que hagáis lo que me parece más conveniente, querría contaros lo que le pasó a un muchacho campesino que andaba tranquilamente pro el campo y que era avaricioso.

El conde, intrigado, le dijo que procediera a contarlo y Patronio respondió:
- Señor conde, hubo una vez una villa donde vivía un muchacho avaricioso. Un día, caminando por el campo, vio un pozo lleno de oro y pensó cuál sería la mejor opción. La primera era avisar a los demás campesinos y repartir el oro entre todos. La segunda era hacerlo sin ayuda de nadie y así se llevaría él toda la recompensa. Y como era tan avaricioso, se decidió por la segunda opción. Consiguió bajar al pozo y cuando hubo recogido todo el oro, se dio cuenta de que no podía subir. 
Gritó mucho pero nadie le escuchaba y estuvo allí unos días hasta que le encontraron. 

En cuanto a vos, señor conde Lucanor- concluyó Patronio, ya sé que el dinero te beneficiaría mucho, pero por tu bien, yo te aconsejaría que te quedaras aquí. 

Al conde le pareció bueno el consejo y le fue bien. 
Y como Don Juan Manuel entendió que este ejemplo era muy bueno, ordenó que lo copiaran en este libro e hizo estos versos: 
                                             No seas avaricioso por querer tener todo
                                             es mejor pedir ayuda y repartir la recompensa 

Cuento al estilo del Conde Lucanor 18/19 por Antonio Aguilar 3º B

Otro día el conde le hablaba así a su criado:
- Criado, te voy a pedir un consejo. Un hombre que iba andando por la calle estaba vendiendo fruta, pero yo no llevaba dinero, así que le dije que si me lo daba, yo después le pagaría. Él no aceptó y, casualmente, ese mismo hombre me ha enviado una carta pidiéndome cobijo por una noche. ¿Qué debería hacer?

-Para ayudarle, le contaré un cuento. Una vez, un mendigo que antes había sido rico vagaba por las calles de un pueblo. Tocó en la puerta de la casa de una mujer y le pidió un trozo de pan, pero la mujer no quiso dárselo.
Meses más tarde, el mendigo recuperó su fortuna y la mujer perdió su hogar. Esta fue a pedirle cobijo a ese mendigo y él se lo negó.

- Así que, conde, si desea que alguna vez le devuelvan el favor, no dude.
Al conde le convenció la historia y aceptó. Así que:

                                      Haz el bien y no mires a quién

Cuento al estilo del Conde Lucanor 18/19 por Eva Abad 3º B

Érase una vez, en un antiguo reino de Oriente, había un mercado de especias muy concurrido, en el que se encontraba un sabio anciano vendiendo misteriosas alfombras y tapices. 

Un día se encontró con un chico joven que fue a comprarle una alfombra que tuviera unos bonitos colores bordados. El chico le dijo al anciano lo que buscaba y este le sorprendió contándole esta historia: 

Hace unos años, en este mismo mercado, había un puesto en el que había tres cajas de diferentes tamaños, de las que tenías que escoger una que te costaba cinco monedas. El único inconveniente era que no podías ver el interior hasta que pagaras y no te devolvían el dinero, sólo podías ver el exterior. Una mañana llegó una mujer a la tienda y decidió participar. El  encargado del puesto puso las cajas en su sitio y dijo: "Una caja escogerás y por su apariencia acertarás". La mujer vio que una de las tres cajas resaltaba sobre las otras, ya que era dorada, con piedras preciosas incrustadas y decidió llevarse esa. Cuando abrió la caja para ver qué había comprado, se llevó una gran decepción al ver que en su interior sólo había unos simples trozos de carbón.

Después de contarle la historia al joven, el anciano dijo: "Nada es lo que parece y no te dejes llevar por las apariencias. Yo te puedo vender la alfombra más bonita que tenga, pero puede ser de una pésima calidad y tú, ni saberlo". 

El chico le dio la razón y las gracias, y le dijo que prefería llevarse una alfombra de buena calidad y a la vez bonita. 

Cuento al estilo del Conde Lucanor 18/19 por Raquel Ferrer, 3º B

Una tarde caminaba el Conde Lucanor junto con Patronio por los jardines del castillo, mientras mantenían una conversación:

-Patronio, agradezco sin parar que Dios me haya hecho ser tan bueno en lo que hago, en casi todo a lo que dedico mi tiempo, pero bien es cierto que, hay tantos momentos, últimamente, en los que hay cosas que me salen mal, que casi entro en desesperación cuando fallo en algo que tanto he practicado. Le ruego que me dé algún consejo para este problema sin salida que tengo.

-Señor Conde Lucanor,- respondió Patronio- me temo que consejo como tal no puedo daros, mas una breve historia sí que sería útil que os contara. 

El Conde pidió de buenas maneras a Patronio que le contase la historia.

- Señor Conde Lucanor, - comenzó a hablar Patronio- en una selva lejana, muy lejana y húmeda, de altas palmeras y floridos arbustos, habitaba, entre una gran cantidad de especies diferentes, un pequeño mono. Este monillo del que le hablo era conocido por ser el más ágil de todos los animales de la selva y el resto de monos envidiaban su capacidad de ir de árbol en árbol sin llegar a tocar el suelo, sin llegar a tropezarse ni una sola vez. 
Un día este pequeño mono se levantó y observó que en su árbol preferido ya no quedaban bananas y tuvo que dirigirse hacia uno más lejano para conseguir su desayuno. Por supuesto, para cuando fue a pegar el primer salto, ya estaban observándole todos sus amigos: el resto de monos, los cocodrilos, las serpientes y las aves.
Pero el mono cayó al suelo. Todos se preguntaron cómo era posible que el mono más ágil de la selva cayese al suelo, incluso cuando el hipopótamo había logrado subirse al árbol y realizar un salto como ese  (aunque esa es otra historia). 

Así que, señor conde Lucanor, debéis tener muy presente que hasta los monos se caen a veces de los árboles. Y no dude que vos seguiréis cometiendo fallos en cosas que tenéis ya muy dominadas, pero eso es algo normal. Así que deje de preocuparse por asuntos de tan poca importancia. O esa es mi recomendación. 

El conde recapacitó y pensó en aquel mono y en lo que Patronio le había dicho, y aprendió a tomarse sus propios errores de una manera diferente y a preocuparse menos y todo le fue mejor. 

                                                 Cosas extrañas pueden suceder,
                                                los monos de los árboles también pueden caer. 

domingo, 31 de marzo de 2019

Polifemo y Galatea

Presentación sobre el mito de Polifemo y Galatea. Incluye un vídeo.
Realizado por Naíra Peláez y Marta Camacho de 1º B.

Pincha en la imagen:

lunes, 5 de noviembre de 2018

Presentación sobre Iriarte y Samaniego

Realizada por José Erenas y Serafín López de 4º de ESO C

Fábulas de fabula